HISTORIA DE LAS CÓNICAS
LOS TRES
PROBLEMAS CLÁSICOS
Anaxágoras,
murió en el año 428 A.C., el mismo año en que nacía Arquitas, un año antes del
nacimiento de Platón y un año después de la muerte de Pericles.
Se dice que
Pericles murió de la peste que se llevó quizás como una cuarta parte de la
población ateniense, y la profunda impresión que produjo esta catástrofe fue
probablemente el origen de un segundo problema matemático famoso. Al parecer se
envió una delegación al oráculo de Apolo en Delos, para preguntar cómo podía
conjurarse la peste, a lo que el oráculo contestó que era necesario duplicar el
altar público dedicado a Apolo. Este es, según la leyenda, el origen del
problema de la “Duplicación del Cubo”, que se suele conocer también desde
entonces como el “problema de Delos”: dada la arista de un cubo, construir,
usando únicamente la regla y el compas, la arista de otro cubo que tenga
volumen el doble que el primero.
Este problema
junto con la cuadratura del círculo, y la trisección del ángulo han sido
conocidos como “Los tres problemas clásicos de la antigüedad”. Más de 2200 años
más tarde se iba a demostrar que todos estos tres problemas eran insolubles
utilizando únicamente la regla y el compás.

Hipócrates de Chios había demostrado que se podía conseguir la duplicación del cubo siempre que se pudiera encontrar, y fuera permitido utilizarlas, curvas que tuvieran la propiedad expresada en una proporción continua , y recordamos que los griegos solo disponían de dos métodos para definir curvas:
1)
por medio de combinaciones de movimientos uniformes,
2)
como intersecciones de superficies geométricas conocidas.
Fue un éxito
notable por parte de Menecmo el descubrimiento de que existían curvas a mano
con la propiedad deseada, cortando un cono circular recto por un plano
perpendicular a un elemento o generatriz del cono.
De todas las
líneas curvas que pueden observarse en la vida diaria, a parte de las
circunferencias y las rectas, la elipse es quizás la más frecuente, ya que se
presenta aparentemente siempre que observamos una circunferencia oblicuamente o
bien al aserrar oblicuamente un tronco cilíndrico. Sin embargo, el
descubrimiento original de la elipse por parte de Menecmo parece haber sido
hecho como un mero sub producto de la investigación en la que lo que se buscaba
realmente era la parábola y la hipérbola, que presentaban las propiedades
necesarias para resolver el problema de Delos.
Partiendo de
un cono circular recto de una sola hoja y que forma un ángulo recto en el
vértice, es decir, que su generatrices formen con el eje un ángulo de 45®,
descubrió Menecmo que al cortar el cono por un plano perpendicular a uno de sus
elementos o generatrices, la curva de intersección es tal que su ecuación,
hablando en términos de la geometría analítica moderna, puede escribirse en la
forma , donde l
es una constante que depende únicamente de la distancia del vértice del cono al
plano de la sección.
Algunos
historiadores han sostenido que Menecmo conocía ya de cierta forma la geometría analítica. Esta opinión es escasamente justificable, puesto que
Menecmo ciertamente no podía ser consciente del hecho de que una ecuación
arbitraria en dos indeterminadas determina una curva. De hecho, la idea general
de una ecuación en cantidades indeterminadas fue ajena al pensamiento griego, y
precisamente fueron las limitaciones en la notación algebraica las que
obstaculizaron, más que ninguna otra causa, el que los griegos llegaran a
conseguir una geometría analítica propiamente dicha.
OBRAS PERDIDAS
Las obras de
Euclides que han sobrevivido son los tratados de matemática griega más antiguos
existentes, sin embargo, se han perdido más de la mitad de los escritos de
Euclides, entre los que están algunas de sus obras más importantes, tales como un
tratado de cónicas. Euclides consideraba a Aristeo, un geómetra contemporáneo suyo,
como merecedor de grandes honores por haber escrito un tratado anterior sobre Lugares Sólidos, que era el nombre
griego para las secciones cónicas, derivado probablemente de la definición
estereométrica de estas curvas en la obra de Menecmo. Los tratados sobre
cónicas por Aristeo y Euclides se han perdido los dos, probablemente de manera
irrecuperable, y ello fue debido quizás a que fueron pronto remplazados por la
obra más extensa sobre cónicas de Apolonio.
APOLONIO DE PERGA (Griego antiguo: Ἀπολλώνιος)

LAS CÓNICAS
Solo dos de
los muchos tratados escritos por Apolonio han sobrevivido en su mayor parte.
Todas las versiones griegas de sus Secciones
en una razón dada se perdieron hace largo tiempo, pero no antes de que se
hiciera una traducción al árabe; en 1706 Halley, el astrónomo amigo de Newton,
publico una traducción de esta obra al latín, y a partir de entonces a
aparecido traducida a diversas lenguas modernas. A parte de este tratado solo
se ha conservado sustancialmente otra obra de Apolonio, Las Cónicas.
De esta famosa obra solo se conserva
en el original griego la mitad, los 4 primeros de sus ocho libros, pero por
suerte el matemático árabe Thabit ibn Qurra, tradujo los tres libros siguientes
al árabe antes de que desapareciera su versión griega, y esta traducción se ha
conservado. En 1710 Edmond Halley publicó una traducción al latín de los siete
libros y desde entonces se han publicado muchas versiones en lenguas modernas.
Las secciones cónicas se conocían ya
desde hacía más o menos un siglo y medio cuando Apolonio compuso su famosos
tratado, pero de la misma manera que Los Elementos
de Euclides habían eclipsado a todos los textos elementales anteriores, así
también en el nivel más avanzado de la teoría de las secciones cónicas, Las Cónicas de Apolonio desplazaron a
todos sus rivales en este campo, incluyendo las cónicas de Euclides.
Si la supervivencia es en algún
sentido una medida de la calidad, entonces Los
Elementos de Euclides y Las cónicas
de Apolonio fueron sin duda las mejores obras en su género en la matemática
antigua.
Las Cónicas de Apolonio en los manuscritos del
Vaticano
El Libro I de Las Cónicas comienza con una exposición de los motivos para
escribir la obra. Así se conoce que mientras Apolonio estaba en Alejandría fue
visitado por un geómetra llamado Naucrates y a petición de éste Apolonio escribió un apresurado borrador de Las Cónicas en ocho libros. Más tarde,
ya en Pergamo, Apolonio se tomo el tiempo necesario para pulir estos libros.
Los cuatro primeros, los describe el autor como constituyendo una introducción
elemental, y se supone que la mayor parte del material que contienen había aparecido
publicado en los anteriores tratados de cónicas. Sin embargo, Apolonio dice
expresamente que algunos de los teoremas contenidos en el Libro III son suyos
propios, ya que Euclides no había dado un tratamiento completo de los lugares
geométricos que se consideran en él. Apolonio afirma que los últimos cuatro
libros son extensiones que van mucho más allá de lo elemental.
Anteriormente a Apolonio, la elipse,
la parábola y la hipérbola se obtenían como secciones por medio de un plano de
tres tipos de conos circulares rectos distintos según que el ángulo en el
vértice fuese agudo, recto u obtuso. Parece ser que Apolonio demostró por
primera vez y de una manera sistemática que no es necesario considerar
exclusivamente secciones perpendiculares a una generatriz del cono, y que de un
cono único pueden obtenerse los tres tipos de secciones cónicas sin más que
variar la inclinación del plano que corta al cono.
Otra generalización importante se
llevó a cabo cuando Apolonio demostró que el cono no necesita ser un cono
recto, si no que puede igualmente tomarse de entrada un cono circular oblicuo o
escaleno. Por último, llevó el estudio de las antiguas curvas a un punto de
vista más moderno al sustituir el cono de una sola hoja por un cono de dos
hojas. De hecho, Apolonio da la misma definición de cono circular que se
utiliza actualmente:
“si una línea recta de longitud
indefinida y que pasa siempre por un punto fijo se hace mover sobre la
circunferencia de un circulo que no está en el mismo plano que el punto dado,
de tal manera que pase sucesivamente por todos los puntos de dicha
circunferencia, entonces la recta móvil describirá la superficie de un cono
doble”
Este cambio en el punto de vista
convierte a la hipérbola en la curva de dos ramas tal como la conocemos hoy.
LAS PROPIEDADES FUNDAMENTALES
Los geómetras griegos clasificaban
las curvas en tres categorías:
1) “lugares
planos” contenían a todas las líneas rectas y circunferencias
2) “lugares
sólidos” estaban constituidos por todas secciones cónicas
3) “lugares lineales”
agrupaba a todas las curvas restantes
El nombre dado a la segunda clase
venía sugerido sin duda, por el hecho de que las cónicas no se definían como
lugares geométricos del punto del plano que satisfacen una condición
determinada, tal como se suele hacer hoy, si no que se describían de una manera
estereométrica como secciones de una figura tridimensional por un plano.
Apolonio, al igual que sus
predecesores, obtenía sus curvas a partir de un cono en el espacio
tridimensional, pero intento y consiguió prescindir del cono lo más rápidamente
posible. A partir del cono dedujo una propiedad plana fundamental o “síntoma”
de la sección, que viene a dar una condición necesaria y suficiente para que un
punto esté situado sobre la curva, y desde ese momento abandonó ya el cono y
procedió a estudiar dicha curva por métodos planimétricos exclusivamente,
basados en esta propiedad.
LUGAR GEOMETRICO DETERMINADO POR TRES Y CUATRO RECTAS
Según parece, Apolonio estaba
especialmente orgulloso del Libro III
de su obra ya que en el Prologo General a Las
Cónicas se puede leer:
“el
tercer libro contiene muchos teoremas notables que son útiles para la síntesis
de lugares sólidos y la determinación de limites; la mayoría de estos teoremas,
y a la vez los más bellos son nuevos, y, cuando los descubrí pude observar que
Euclides no había tratado la síntesis de los lugares geométricos con respecto a
tres y cuatro rectas, si no solo los casos fáciles, y aun así sin éxito, porque
era imposible completar esta síntesis sin contar con mis descubrimientos
adicionales”
El lugar geométrico determinado por
tres y cuatro rectas jugó un papel muy importante a lo largo de la historia de
la matemática desde Euclides hasta Newton. Se trata de lo siguiente: dadas tres
(o cuatro) rectas en un plano hallar el lugar geométrico de un punto P que se
mueve de tal manera que el cuadrado de la distancia del P a una de estas tres
rectas es proporcional al producto de las distancias a las otras dos (o, en el
caso de cuatro rectas, el producto de las distancias a dos de ellas es
proporcional al producto de las distancias a las otras dos), midiendo siempre
estas distancias en direcciones tales que formen ángulos dados con las líneas
correspondientes.
Si se utilizan los métodos analíticos modernos, incluyendo la
forma normal de la ecuación de una recta entonces es posible demostrar que el
lugar geométrico buscado es una sección cónica, sea real o imaginaria,
reducible o irreducible.
Esta solución en terminología moderna
no hace justicia al tratamiento dado por Apolonio al problema en su Libro III,
en el que se encuentran más de cincuenta proposiciones formuladas
cuidadosamente y demostradas todas ellas por métodos sintéticos, que conducen
finalmente al lugar geométrico buscado. Medio milenio más tarde Pappus, propuso
una generalización de este teorema para n rectas, con n>4, y fue
precisamente este problema generalizado el que sirvió a Descartes en 1637 como
“Test Crítico” de su novísima geometría analítica.
INVENCIÓN DE LA GEOMETRIA ANALITICA
René Descartes (La Haye, Turena
francesa, 31
de marzo de 1596 - Estocolmo, Suecia, 11 de febrero de 1650), también llamado Renatus
Cartesius, fue un filósofo, matemático y físico francés, considerado como el padre de la geometría analítica y de la filosofía
moderna, así como uno de los nombres más destacados
de la revolución científica.[1]

Descartes se intereso seriamente por
la matemática ya durante el frío invierno de 1619, cuando podía permanecer en
la cama debido a su frágil salud, tiempo que dedicaba a pensar en problemas
matemáticos. Nueve años más tarde escribía Descartes a un amigo en Holanda
diciéndole que había hecho tales progresos en aritmética y geometría que no le
quedaba ya nada por desear. No se sabe exactamente cuáles eran estos progresos,
ya que Descartes no publicó nada durante estos años, pero la dirección en que
iban sus pensamientos se revela en otra carta de 1628 a su amigo holandés en la
que le comunica una regla para la construcción de las raíces de cualquier ecuación
cubica o cuartica por medio de una parábola. Se trata esencialmente de la misma
cosa que había hecho Menecmo para resolver la duplicación del cubo unos 2000
años antes, y que Omar Khayyam había aplicado a las curvas en general entorno
al año 1100. No está claro el hecho de si Descartes había descubierto ya su
geometría analítica, en toda su generalidad, para el año 1628 o no, pero en
cualquier caso la fecha concreta de la invención de la geometría cartesiana no
puede ser muy posterior a ésta. Por esta misma época Descartes abandono Francia
y se instaló en Holanda, donde vivió los siguientes 20 años de su vida. Al cabo
de 3 o 4 años de establecerse allí, otro de sus amigos holandeses, un estudioso
de los clásicos, llamó su atención sobre el problema de las 3 o 4 rectas de
Pappus. Partiendo de la impresión errónea de que los antiguos habían sido
incapaces de resolver este problema, Descartes le aplico sus nuevos métodos y
consiguió resolverlos sin dificultad. Este hecho le hizo darse cuenta
claramente de la potencia y la generalidad de su punto de vista, y en
consecuencia decidió escribir su famosa obra La Géométrie cuya lectura permitió conocerla geometría analítica a
sus contemporáneos.

1)
El de liberar en lo posible a la geometría, a través
de los métodos algebraicos, del uso de las figuras.
2)
Darle un significado concreto a las operaciones del
algebra por medio de su interpretación geométrica.
Su manera de proceder en La Géométrie era la de comenzar por el
estudio de un problema puramente geométrico para traducirlo a continuación al
lenguaje de una ecuación algebraica, y entonces, una vez simplificada dicha
ecuación todo lo posible, resolver esta ecuación de una manera geométrica, análogamente
a como había hecho previamente con las ecuaciones cuadráticas. Siguiendo las
ideas de Pappus, insistía Descartes en que, al resolver geométricamente una
ecuación se debían utilizar únicamente los métodos más sencillos compatibles
con el grado de la ecuación. Para las ecuaciones cuadráticas son suficientes
rectas y circunferencias, y para las cubicas y las cuarticas bastan las
cónicas. En este punto Descartes se encontraba ya dispuesto a avanzar más allá
de los limites en que se habían detenido los griegos.
LA IDENTIFICACIÓN DE CÓNICAS
Prácticamente la totalidad de la
geometría está dedicada a la aplicación sistemática y completa del algebra a la
geometría y de la geometría al algebra, pero lo cierto es que a lo largo de todo el tratado es bien poco
que se parezca a lo que hoy solemos considerar geometría analítica. No hay nada
sistemático respecto al uso de coordenadas rectangulares, por otra parte no se
encuentra en toda la obra ni una sola curva nueva representada directamente a
partir de su ecuación y, de hecho, el autor se tomo tan poco interés por la
representación de curvas que nunca llegó a entender el significado de las
coordenadas negativas. Además, el principio fundamental de la geometría
analítica, que consiste en el descubrimiento de que las ecuaciones determinadas
en dos incógnitas corresponden a lugares geométricos, no aparece hasta el
segundo libro, y aun entonces solo de una manera un tanto accidental “la solución de uno cualquier de estos
problemas de lugares geométricos consiste nada más que en hallar un punto para
cuya completa determinación falta una condición…En cualquiera de estos casos se
llega a una ecuación que contiene dos cantidades incógnitas”
LOS LUGARES GEOMETRICOS DE FERMAT

El autor se limitó únicamente a los
lugares geométricos más sencillos, comenzando por la ecuación lineal y
eligiendo un sistema de coordenadas arbitrario para representarlas; y al igual
que Descartes no utilizaba abscisas negativas.
A continuación demuestra Fermat, que
la representación de xy=k2
es una hipérbola, la ecuación x2
= y2 la consideraba representada por una única semirrecta, puesto que trabaja únicamente
en el primer cuadrante; demuestra también que es una parábola, que x2 + y2 +2ax +2by = c2 es una
circunferencia, que a2 –x2
= ky2 es una elipse y que a2
+ x2 = ky2 es
una hipérbola, de las que da las dos ramas. Para el caso de las ecuaciones
cuadráticas más generales, en las que aparecen varios términos de segundo
grado, Fermat aplica una rotación de los ejes con objeto de reducirlas a las
formas anteriores. Fermat consideraba como el punto culminante de su tratado, Introducción a los Lugares Geométricos
Planos y Sólidos, la proposición siguiente: “dado un numero cualquier de rectas, el lugar geométrico de un punto tal
que la suma de los cuadrados de los segmentos trazados desde dicho punto a las
rectas dadas, formando con ellas ángulos dados, sea constante, es un lugar
sólido”. Al final del tratado, añadió un apéndice titulado “la resolución de problemas sólidos por
medio de lugares geométricos”, en el que muestra que las ecuaciones cubicas
y cuarticas se pueden resolver por medio de cónicas, tema que también aparecía
repetidas veces en La Géométrie de
Descartes.
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